Tú ya llegaste. Por lo tanto, siente el placer en cada paso y no te preocupes por las cosas que todavía tienes que superar. No tenemos nada delante de nosotros, apenas un camino para ser recorrido cada momento con alegría. Cuando practicamos la meditación peregrina estamos siempre llegando, nuestro hogar es el momento actual y nada más.
Por eso, sonríe siempre mientras andas. Aunque tuvieses que esforzarte un poco y sentirte ridículo. Acostúmbrate a sonreír y terminarás alegre. No tengas miedo de mostrar que estás contento.
Si piensas que la paz y la felicidad están siempre adelante, jamás conseguirás alcanzarlas. Trata de entender que ambas son tus compañeras de viaje.
Cuando caminas estás masajeando y honrando la tierra. De la misma manera, la tierra está tratando de ayudarte a equilibrar tu organismo y tu mente. Entiende esta relación y trata de respetarla – Que tus pasos sean dados con la firmeza del león, la elegancia del tigre, la dignidad de un emperador.
Presta atención a lo que sucede a tu alrededor. Concéntrate en tu respiración – eso te ayudará a liberarte de los problemas y ansiedades que tratan de acompañarte en tu camino.
Al caminar, no eres tú apenas quien se está moviendo, sino todas las generaciones pasadas y futuras. En el llamado mundo "real” el tiempo es una medida, pero en el verdadero mundo no existe nada más allá del momento presente. Ten plena conciencia que todo lo que ya sucedió y todo lo que sucederá estará en cada paso tuyo.
Diviértete. Haz de la meditación peregrina un constante encuentro contigo mismo, jamás una penitencia en busca de recompensas. Que siempre crezcan flores y frutos en los lugares donde tus pies toquen...
Thich Nhat Hanh
"The long road to joy"
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