Uno se cree que los chamos no se enteran de nada, quizás porque cuando éramos pequeños vivíamos en otra onda, muchísimo menos expuestos a estímulos globales...
La historia va así:
La historia va así:
Muero por los rompecabezas, así que soy visitante asidua de los que cuelga National Geographics (links en el sidebar). Cada vez que hay uno tierno llamo a mi hija Isabella (10 años) para que los vea o ella me llama a mi, porque también a ella le encanta hacerlos. Esta vez la llamo porque sale un bebé con la bocota abierta, no se sabe bien si bostezando o llorando (aunque yo creo que era lo segundo), a su lado hay un móvil abierto: parece como si lo hubieran puesto ahí para que alguien escuchara llorar al bebé...
Yo: Isa, mira qué lindooo ¡ven!
Isa: Es una cuchura, mami ¿Está llorando o bostezando?
Yo: Creo que llora, ¿no?
Isa: Y le han puesto un celular para que lo escuchen...
Yo: Eso parece, sí
Isa: ¡Jolín! ¡Ya no hay intimidad!
Yo: Isa, mira qué lindooo ¡ven!
Isa: Es una cuchura, mami ¿Está llorando o bostezando?
Yo: Creo que llora, ¿no?
Isa: Y le han puesto un celular para que lo escuchen...
Yo: Eso parece, sí
Isa: ¡Jolín! ¡Ya no hay intimidad!
...
Este post va dedicado a una persona que quiero entrañablemente, un amigo que está siempre a mi lado en las verdes y en las maduras, y que ha dedicado su vida a la enseñanza de estos "locos bajitos" (Serrat dixit)
¡¡¡Feliz cumpleaños, Mr. Grau!!!
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