La eterna juventud es imposible;
aún cuando no hubiera otros
impedimentos, la introspección
impedimentos, la introspección
la imposibilitaría...
Franz Kafka
A cierta edad...
Dicen que a cierta edad las personas nos hacemos invisibles,
que nuestro protagonismo en la escena de la vida declina
y que nos volvemos inexistentes para un mundo en el que
sólo cabe el ímpetu de los años muy jóvenes, las figuras
delgadas y espectaculares...
Yo no sé si me habré vuelto invisible para el mundo...
Es muy probable, pero nunca fui tan consciente de mi
existencia como ahora, nunca me sentí tan protagonista
de mi vida, y nunca disfruté tanto de cada momento
de mi existencia.
Descubrí que no soy un príncipe de cuento de hadas.
(¡¡¡Por suerte!!! debe ser muy aburrido)
Descubrí al ser humano que sencillamente soy,
con sus miserias y sus grandezas.
Descubrí que puedo permitirme el lujo
de no ser perfecto, de estar lleno de defectos,
de tener debilidades, de equivocarme,
de hacer cosas indebidas,
de no responder a las expectativas de los demás.
Y a pesar de ello....
¡quererme mucho!
Cuando me miro al espejo ya no busco al que fui...
Sonrío al que soy...
Celebro la posibilidad de elegir
a cada instante quién quiero SER,
me alegro del camino andado,
de la experiencia que me dieron estos años.
Asumo mis contradicciones.
Valoro lo recorrido.
Tan mal no me fue...
Dicen que a cierta edad las personas nos hacemos invisibles,
que nuestro protagonismo en la escena de la vida declina
y que nos volvemos inexistentes para un mundo en el que
sólo cabe el ímpetu de los años muy jóvenes, las figuras
delgadas y espectaculares...
Yo no sé si me habré vuelto invisible para el mundo...
Es muy probable, pero nunca fui tan consciente de mi
existencia como ahora, nunca me sentí tan protagonista
de mi vida, y nunca disfruté tanto de cada momento
de mi existencia.
Descubrí que no soy un príncipe de cuento de hadas.
(¡¡¡Por suerte!!! debe ser muy aburrido)
Descubrí al ser humano que sencillamente soy,
con sus miserias y sus grandezas.
Descubrí que puedo permitirme el lujo
de no ser perfecto, de estar lleno de defectos,
de tener debilidades, de equivocarme,
de hacer cosas indebidas,
de no responder a las expectativas de los demás.
Y a pesar de ello....
¡quererme mucho!
Cuando me miro al espejo ya no busco al que fui...
Sonrío al que soy...
Celebro la posibilidad de elegir
a cada instante quién quiero SER,
me alegro del camino andado,
de la experiencia que me dieron estos años.
Asumo mis contradicciones.
Valoro lo recorrido.
Tan mal no me fue...
¡Estoy acá!
¡Qué bien vivir sin la obsesión de la perfección!
Después de todo, cuando decidí
que no quería la perfección,
comencé a accionar y a alcanzar objetivos,
como bajar esos casi 45 kilos que tanto pesaban en mi vida!
¡Qué bien no sentir ese desasosiego permanente que
produce correr permanentemente buscando que todos
te quieran!
¡¡¡Qué bueno está empezar a quererse y respetarse uno!!!
¡Qué maravilloso reconocer que la felicidad está tan
cerca nuestro, tan relacionada con nuestras búsquedas
y nuestros mágicos encuentros interiores!
¡Qué suerte haber comprendido que la magia y el poder no están
en el afuera, sino en mí!
Desconozco el autor
Después de todo, cuando decidí
que no quería la perfección,
comencé a accionar y a alcanzar objetivos,
como bajar esos casi 45 kilos que tanto pesaban en mi vida!
¡Qué bien no sentir ese desasosiego permanente que
produce correr permanentemente buscando que todos
te quieran!
¡¡¡Qué bueno está empezar a quererse y respetarse uno!!!
¡Qué maravilloso reconocer que la felicidad está tan
cerca nuestro, tan relacionada con nuestras búsquedas
y nuestros mágicos encuentros interiores!
¡Qué suerte haber comprendido que la magia y el poder no están
en el afuera, sino en mí!
Desconozco el autor
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