Quisiera tener una facilidad de palabra sorprendente
para darte ese reconocimiento que te mereces...
pero soy torpe y mis palabras balbuceantes no logran
acercarte a lo que mi corazón siente con toda intensidad...
Sin embargo, puedo jurar ante el dios que quieras,
que te amo y te extraño como no he amado y extrañado
jamás en la Vida...
Tu luz, tu brillo, tu olor... nada se te parece y tuve que
irme lejos para darme cuenta... No pasa un día en que
no te extrañe a morir, en que me cuestione mil veces
por qué te dejé, por qué me fui de tu lado...
No hay música para mi tan hermosa como el sonido
de tu mar, de tu cuatro, de tus gentes... de ese espíritu
que nos bendice al nacer en ti y que hemos debido
poner en peligro para valorarlo...
No hay olor más subyugante que el de tu tierra mojada,
de tus empanadas de cazón o de tus hallacas decembrinas...
No hay más dulzura que la de tus chichas espesitas, más
frescor que la de tu papelón con limón... No hay más sal
que la de tus playas cristalinas, más arenas que las de tus
médanos... Ni tierra más suave y rica que la de tu Ávila
mágico, de tus Tepuyes milenarios... de tus Andes majestuosos...
Venezuela...
mi desgarro viaja sobre el Mediterráneo... sobrevuela
África y salta el océano para poner a tus pies mi amor
y mi nostalgia... quiera Dios que un día pueda regresar
a tu abrazo...
Mary Carmen
22 de Agosto de 2004
Friday, September 3, 2004
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